La sororidad nos salvó la vida – #NiUnaMenos -. Por.- Romi Gómez.

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En el marco de una nueva jornada de #NiUnaMenos, y tras otra manifestación multitudinaria en las calles de todo el país, son innumerables los casos de mujeres por los que salimos, incansables las denuncias y los testimonios que escuchamos nos estremecen.

Lo que no todos saben es que previo a un femicidio, a llegar a los golpes, las mujeres sufrimos muchos tipos de violencia y no siempre tenemos el valor de denunciarlo, porque este tipo de violencia y los violentos que la ejercen, nos llevan a un estado de culpa que nos hace sentirnos todo el tiempo con responsabilidad sobre lo que nos pasó, desde el acoso callejero hasta el golpe que recibimos, así, tan profundo nos cala el patriarcado que hace que incluso muchas mujeres terminen por justificar agresiones o incluso, con la lógica machista totalmente penetrada, creer que nosotras provocamos esas acciones o incluso lo buscamos.

En el medio de este contexto machista, tuve el enorme placer de conocer por testimonio de las protagonistas, una historia que representa lo mejor que tenemos las mujeres:

Sabrina es una piba como muchas, es una compañera organizada que tiene muy en claro el papel del macho dentro de la sociedad y sabia como tenía que actuar frente a esa violencia que estaba sufriendo, pero no podía o al menos no lograba romper por completo esa relación. Un día después de muchas idas y vueltas, nuevamente volvió a encontrarse con el machito en cuestión, este sin ningún tipo de remordimiento volvió a pegarle, pues resulta que Ivana quien en ese momento era su compañera nueva, se enteró que este machito salía con ambas al mismo tiempo, el descargo su enojo con Sabrina, mientras Ivana no tenía idea de lo que en realidad pasaba.

Ivana venia de pasar por varias situaciones violentas con diferentes compañeros, porque como si fuera poco, nos encontramos con estos machitos violentos cada dos pasos, a diferencia de Sabrina logro salir de esas situaciones, y romper con esa violencia. Cuando Ivana se da cuenta que ese pibe que ella veía tan lindo, tierno y comprensivo no solo la había engañado, si no que era violento y golpeaba a otra mujer, lo único que le broto bien desde adentro fue ponerse en contacto con Sabrina.

Lejos de cualquier egoísmo, Iva le extendió todo su apoyo a Sabri, por horas insistió en hablar, en que había que denunciarlo, que él no podía andar por la vida buscando otras pibas para hacerles lo mismo. Sabri no quería, se avergonzaba, se sentía responsable y desencadenante de cada una de las situaciones en la que la violentaron, nadie sabía realmente todo lo que había ocurrido, era tal la vergüenza que sentía, que ni su familia ni amigos más cercanos sospecharon lo que realmente le paso durante los años que estuvo con ese machito.

Las charlas, que solo atravesaban el celular, duraron noches enteras, luego días completos, Iva no dejaba de insistir en que ella también podría haber sido otra víctima de esa violencia, y recién ahí Sabri tuvo el valor y la fuerza de hacer la denuncia, ese día algo cambio en ambas, no querían dejar de hablar, se iban conociendo y reconociendo en la otra, se sentían aliviadas y hasta felices de superar una situación tan agresiva, juntas.

Cuando Sabri me conto esta historia fue muy clara: “Yo no sabía lo que significaba, pero fue la sororidad la que nos salvó la vida

Es esa hermandad entre mujeres, la que tenemos que levantar como estandarte en esta nueva jornada de #NiUnaMenos, y todos los días, porque somos nosotras las que podemos ayudar a la otra, las que cuando una se cae tenemos que correr a levantarla, porque de nosotras depende que ni un macho avance sobre nosotras o nuestras hermanas, nunca nada va a justificar que se ejerza ningún tipo de violencia sobre nosotras y nuestros cuerpos, nos puede pasar a cualquiera por es importante denunciar, y sobre todo abrazarnos y acompañarnos porque no estamos solas.

¡Vivas y libres nos queremos!

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