Cuando las políticas hacen agua en materia ambiental, todo se prende fuego.

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Lamentablemente ya es un clásico en Argentina la ausencia de políticas públicas en materia ambiental. Los desmontes, la plantación de soja y los mercados inmobiliarios están haciendo de nuestro país un basural que va en camino hacia una destrucción ecológica.

Viendo lo que esta pasado en La Pampa -estos últimos días- sobre unos de los incendios más grandes que sufrió nuestro país, queda en claro que esto ya no se trata de catástrofes, sino de un proyecto de país llevado adelante por la clase dominante que con su accionar y el aval de los funcionarios de turno priorizan un modelo económico basado en el extractivismo en vez de proteger la naturaleza y al pueblo argentino.

Hace veinticinco años que en Argentina se viene desmontando nuestro territorio de manera exponencial, unas 300 mil hectáreas al año son las que vamos perdiendo con estas acciones que los diferentes gobiernos provinciales y nacionales someten a nuestros pueblos a sufrir catástrofes de las que se le hace imposible salir cada vez que ocurren -ya sea por la falta de obras para que eso no suceda, o por los negocios sojeros e inmobiliarios que hacen que nuestra esponja natural que es “La Tierra” ya no tenga nada que hacer ante estos avances del extractivismo-.

Y como si esto fuera poco, tenemos que escuchar de boca de  funcionarios de turno decir que los incendios de La Pampa son como una «profecía apocalíptica», mientras sus pares hacen negocios por debajo de la mesa mientras esto sucede.

Las inundaciones en el norte de la provincia de Buenos Aires también son desbastadoras, y mientras todo esto sucedía, los funcionarios seguían de vacaciones cuando miles de compatriotas tenían que abandonar sus casas porque el agua todo lo tapaba. No hace mucho tiempo paso lo mismo con el gobierno anterior, que con una Ciudad de La Plata toda inundada hacían “la vista hacia gorda” a la hora de actuar. Como siempre en estos casos, con una ciudad tapada de agua -no queda otra que esperar que el agua baje- para que los mismos perjudicados de siempre puedan volver a sus casas, para ver todo lo que perdieron una vez más.

Estudios oficiales del INTA indican que, en el país, la superficie sembrada con soja se incrementó en un 30% durante los últimos 15 años, sin que se hayan tomado medidas preventivas para el cuidado del suelo y evitar las inundaciones: las napas que antes estaban a diez metros bajo tierra hoy se encuentran sólo a un metro y, por lo tanto, el suelo no puede absorber la caída de las aguas pluviales ni, mucho menos, los desbordes fluviales. Y nos solo esto es lo que nos atormenta, sino que además, el ministerio de Medio Ambiente del gobierno de Mauricio Macri subejecutó las partidas presupuestarias, no realizaron ni una sola obra, y dejaron de comprar insumos para prevenir lo que ya todos sabemos.

El Pueblo de “El Bolsón” en estos días está dando un ejemplo de lucha y resistencia sobre estas políticas. La mitad de su población fue a pedirle al intendente que dé marcha atrás con el loteo de 850 mil hectáreas de una reserva natural, que irían a parar a manos de un amigo de nuestro actual presidente, el señor Joe Lewis, un magnate británico que quiere construir una Villa Turística -para que solo ellos usen- en sus días de descanso.

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