¿Realmente VOS, a que te podes acostumbrar?.- Por Romi Gómez.

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El lunes 18 de septiembre se dictó la sentencia por abuso sexual a Alexis Zarate, actual jugador de Temperley. Hubo una noticia en particular que me llamo la atención, por que hablaba de unos chats intercambiados entre Giuliana y su ex pareja donde él le pedía que no denunciara a su compañero. Lo curioso del enlace es que decía «presunta» victima, si!, presunta cuando ya se había emitido el fallo que lo condenaba a 6 años y medio.

Mi asombro, enojo, bronca y dolor fueron aún peores cuando leí los comentarios en las notas, y desde ese día me vengo cuestionando hasta qué punto nos van a analizar a las mujeres cuando somos víctimas. Me cruce con infinidad de relatos que sostenían que ella se lo buscó, ¿para que se fue con ellos? «Seguro había tomado» y esos son los más leves, en esa lectura encontré varios comentarios en su mayoría mujeres, donde sostenían que la culpa no la tiene mujer, y la respuesta que se repetía era «feminazi» y a los hombres que sostenían una opinión similar los trataban de «pollerudos»

¿Qué es una feminazi? Si analizamos la palabra seria mujeres feministas que odian a los hombres y quieren hacerlos jabón. El argumento usualmente es quienes tienen formas o actitudes más radicalizadas, pero el feminismo no deja de ser la lucha por la equidad de género.

¿Qué significa esto? Que si las mujeres entendemos que podemos y queremos los mismos derechos que un hombre. Nadie cuestiona si un varón tiene pleno disfrute sexual, o la libertad con la que se desenvuelve. Sin embargo cuando una mujer denuncia un abuso, violencia en todas sus formas, amedrentamientos o lo que sea que se atreva a denunciar, tiene que dar la pelea por que se haga justicia y a la vez salir a defenderse de los cuestionamientos de la sociedad para con ella, eso sí, siempre y cuando pueda salir a denunciar o hablar, y no que la hayan matado o secuestrado para ser prostituida.

Este caso tuvo repercusión por quien es Alexis Zarate pero se trasladó el juicio social que ejercen sobre Giuliana a todas las pibas que sufren estas cosas, en este caso el  agravante es que los amantes del futbol, se indignan por que «le cago la carrera a un pibe que recién empieza», yo amo el fútbol y siendo mujer me puedo sentar a discutirle mano a mano a cualquier varoncito sobre la pelota, pero me daría asco celebra el gol o la jugada de un violín.

Las mujeres que decidimos sobre nuestra sexualidad, somos putas. Las que decidimos que nuestros cuerpos no son territorial de conquista, somos histéricas. Las que creemos que debe existir una política de educación sexual y anticonceptivos para no abortar, pero aborto legal para no morir, somos las que «no valoramos la vida». Aquellas que salimos a la calle, al grito de que si nos tocan a una, respondemos todas, somos unas locas.

Y nosotras las putas, las histéricas, las locas nos preguntamos ¿y vos que sos? Que cuando desaparece una piba y aparece muerta juzgas la ropa, que hacía y a donde iba, y cuando aparece te indignas «por qué anda a saber con quién estaba la pendejo de mierda». Vos que te espantas por una pared pintada, pero vas y paga para estar con una nena muerta de miedo en algún sucucho escondido, o no tanto. Vos que colgas el cartelito de » ni una menos» pero… mira aquella trola, que cortita tiene la pollera.

Los que estamos del otro lado de la mecha abrimos los ojos, entendimos que nadie es propiedad de nadie, que me visto como quiero y disfruto lo que quiero por que puedo, que si faltamos en los barrios es por que nos llevan para que vos nos consumas, por que sabemos que salimos a la calle y podemos no volver,por que a la mujer se la respeta por que es una persona, y ya.

Ya no podemos dejar de ver que nos matan y violan como si nada y vos lo naturalizas, una vez que abrís los ojos no hay vuelta atrás, te va a doler como propia cada vida falte. Pero es mil veces mejor que justificar que maten, violen y encima apiadarse por quien lo hizo y no por quien lo sufrió, o peor aún lamentarte por una carrera futbolística y no por el que otro ser humano pudo sentir.

Justificar una violencia, un abuso, una muerte, una desaparición es ser parte del sistema que facilita que se haga, sos cómplice de quien lo llevo adelanté, y lo peor es que le enseñas a los que vienen que todas esas cosas están bien, y hasta sin justificar pero tampoco involucrarte terminas siendo cómplice, y de eso no se vuelve.

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