Traductor y escritor: Cuando el oficio lleva a pensar nuevas ficciones.

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Traductor y escritor: Cuando el oficio lleva a pensar nuevas ficciones
Suelen mantenerse en las sombras de los libros, pero su rol es fundamental para que éstos nos lleguen con toda su potencia. Eugenio Polisky, Inés Garland, Jorge Fondebrider y Edgardo Scott se mueven hoy entre la narrativa propia y la ajena. Te los presentamos.

Gracias a ellos, historias pergeñadas en otras regiones, con otras lenguas, llegan a nuestras manos. De su trabajo depende -en gran parte- que éstas nos gusten o resulten lejanas, distantes. Allí radica parte de su relevancia. Sin embargo, no siempre se los tiene en cuenta y suelen mantenerse en el lado oscuro de los datos duros de cada título.
Argentina cuenta con una gran tradición de traductores que no solo aplican su arte al traducir palabras e interpretar idiosincrasias y formas de ver el mundo, sino que además, como un salto ineludible, se han volcado a la producción de material propio. Algunos ejemplos son:

Eugenio Polisky: Nació en EE. UU. y creció en la Argentina. Fue miembro del Grupo de Escritores de los Malos Ayres. Publicó en coautoría Ángulos de la Locura (Vinciguerra, 2011). Formó parte del colectivo multidisciplinario Las Puntas del Clavo, abocado a la palabra en escena. Publicó los poemarios silencio en la nada luz (textosintrusos), traducido al inglés y al italiano, Quimera Bulevar (textosintrusos), traducido al inglés (como Pipe-Dream Boulevard) y desde el fondo (textosintrusos). Estrenó en 2015 su unipersonal Prévert in Progress, basado en textos de Jacques Prévert. Colabora con la Fundación Shakespeare Argentina (FSA). Traduce poesía al inglés y al español.

Inés Garland: Nacida en Buenos Aires, la autora, traductora y tallerista publicó las novelas El rey de los centauros (Alfaguara, 2006), Piedra, papel o tijera (Alfaguara, 2009), el libro de cuentos Una reina perfecta (Alfaguara, 2008) y El jefe de la manada (Alfaguara, 2014). Su cuento Las otras islas fue incluido en la antología de cuentos homónima que evoca a través de las ficciones de distintos autores argentinos, la guerra de las Malvinas (Alfaguara, 2012). Tradujo el primer trabajo de la norteamericana Lydia Davis que aparece en castellano en Argentina: Ni puedo ni quiero.

Jorge Fondebrider: Este poeta, ensayista, traductor y periodista cultural nacido en Buenos Aires, colaboró con los principales diarios y revistas de Argentina. Fue secretario de redacción de la revista Diario de Poesía, coordinador de eventos y publicaciones del Centro Cultural Ricardo Rojas, y uno de los creadores del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires. Es autor de los libros Elegías (1983); Imperio de la luna (1987); Standards; Los últimos tres años (2007), etcétera. Entre sus últimos trabajos como traductor se destacan los títulos Caída la noche de Antoine Choplin (Santiago de Chile, LOM, 2015), Recolectores de nueces de Tom Pow (México D.F., La Joplin/Conaculta, 2015), Aves de invierno y otros poemas de Moya Cannon (Valencia, Pre-Textos, 2015), Intervalo de Owen Martell (Santiago de Chile, LOM, 2016).

Edgardo Scott: Psicoanalista y músico nacido en Lanús, ganó el premio Lebensohn de cuento breve 2004. Junto con otros escritores, en 2005, fundó uno de los grupos que inició los ciclos de lecturas de narrativa Alejandría, que recibió becas del Fondo Nacional de las Artes (2007) y del Fondo Metropolitano de las Artes (2011). Es autor de la novela breve No basta que mires, no basta que creas (Edulp, 2008), del libro de cuentos Los refugios (Edulp, 2010) y de la novela El exceso (Gárgola 2012). Es editor de Clubcinco editores, del sitio de traducción de canciones Cielo de Manchester y profesor en Casa de letras. Escribe notas y reseñas críticas para La Nación, Eterna cadencia, Otra parte, Inrockuptibles.

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