“Nos juntamos para hacer catarsis sobre la pesada carga que conlleva la crianza de los niños.
En el camino fuimos encontrando a otros padres a quienes parece que les sucedĂa lo mismo.
Hoy, esos padres –para poder desahogarse cantando nuestras canciones- traen a sus chicos a nuestros recitales.”
Las miserias y maravillas cotidianas de la paternidad van apareciendo durante el show y asà cada uno de los espectadores sabe que no está solo en esta aventura. La música y los juegos son la excusa perfecta para el encuentro.
En el espectáculo en vivo hay canciones para los que gustan de chapotear en un dĂa de lluvia, para los que tienen un diente flojo; el hitazo “Soy pelotita de ping pong”; una infaltable canciĂłn de amor; un niño que explota porque come porquerĂas y un padre histĂ©rico porque a su hijo no le sale la tarea; y, por supuesto, el himno y bandera que ha sabido instalar la banda: “¿Por quĂ© no te mandĂ© al Turno Tarde?” que da tĂtulo a su primer disco”.